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Redactor de contenidos, ¿una profesión con futuro?

En tiempos de crisis económica, es habitual replantearse el presente e imaginar el futuro de manera diferente. Y eso es lo que ocurre precisamente ahora, cuando todos los sectores se han visto afectados, en mayor o menor medida, por la pandemia de la Covid-19. El problema es que en esta crisis, la incertidumbre es mucho mayor, pues estamos ante una situación casi inédita: no se trata de la primera pandemia que sufre la humanidad (y tampoco será la última), pero sí ante la primera vez que se toman las medidas tan drásticas para contenerla. Por ello, los pronósticos sobre lo que viene son más complicados de formular, pues durante estos meses sentíamos que nos adentrábamos en terreno inexplorado.

Esta reflexión y otras que expongo en este post me han venido a la mente, sobre todo, a raíz de leer un artículo en el blog de Jobsora, el conocido portal de empleo que, por cierto, me ha contactado para conocer mis impresiones. En ese post, se repasan algunos empleos castigados por la crisis y se hace un pronóstico sobre las profesiones con mejor futuro en los próximos años. 

En esa lista se menciona la profesión de redactor de contenidos como oportunidad laboral, de ahí que me haya animado a escribir estas líneas. ¿Es realmente así? ¿Qué escollos debe salvar este oficio para consolidarse en el futuro? ¿Qué vientos soplan a su favor? A continuación te cuento cómo lo veo yo.

Redactor de… ¿qué?

La profesión de redactor de contenidos todavía no está muy asentada entre nosotros. Y yo, que me dedico a esto prácticamente al 100%, puedo aportar una prueba irrefutable: cuando me preguntan en qué trabajo ahora en tiempos de Covid-19 y respondo que soy “redactor de contenidos”, aún tengo que explicar brevemente en qué consiste mi trabajo.

La contestación suele quedar en algo así como: “Soy redactor de contenidos, es decir, escribo textos para páginas web”. Y cuando fruncen el ceño, añado: “Cuando entras a una web, ¿ves que hay textos describiendo los productos o dando consejos en el blog? Pues eso lo tiene que hacer alguien. Y ese ‘alguien’, soy yo. Me dedico a juntar las letras y a poner las palabras una detrás de otra. Y me pagan por ello”.

Pero a pesar de que la profesión de redactor de contenidos aún no es muy conocida, por suerte me ha valido para capear el temporal de 2020. Hasta marzo, combinaba esta profesión con la de guía turístico oficial, que ha caído en picado con la ausencia de viajeros internacionales y con las restricciones a los nacionales.

Ahora bien: esta no deja de ser una profesión incipiente, sobre la que aún hay bastante incertidumbre. Los próximos años serán claves para saber si realmente este es un trabajo del que se puede vivir dignamente o bien una moda pasajera cuyo volumen de encargos asumirán bots o becarios. Y lo de ‘becarios’ lo digo con todo mis respetos, pues yo también lo fui, pero está claro que ganarse la vida y meterse en una hipoteca no es viable ganando poco o nada.

Principales escollos para la profesión 

Para que el oficio de redactor de contenidos se acabe consolidando, veo fundamental que se superen dos grandes escollos actuales. Son:

  • La revisión de los conceptos de ‘gasto’ e ‘inversión’
  • La competencia feroz que hace desplomar las tarifas

Por lo que respecta al primer punto, es habitual considerar la redacción de contenidos como un gasto incómodo. Y lo es si solo se plantea como un peaje que se debe pagar para combatir el síndrome de las páginas en blanco. Pero si se concibe al redactor como un aliado que ayuda a posicionar la web en los buscadores o, al menos, a dotar de valor añadido al sitio, entonces estamos ante una inversión de futuro.

En cuanto a lo segundo, es tentador tirar las tarifas a niveles ínfimos, por debajo incluso de los 0,01€ por palabra. Y es tentador aceptarlo, creyendo que un texto de ese precio puede aportar la misma calidad que otro al que se le ha dedicado más tiempo. Pero creo que la calidad y, por tanto, las tarifas justas (aunque ajustadas) se acaban abriendo paso, convenciendo al buen redactor que se puede ganar la vida con esta actividad.

Aspectos que juegan a favor de este oficio

Igual que veo obstáculos a la profesión de redactor de contenidos, también veo oportunidades innegables, tendencias que ya son imparables y que juegan a favor de este oficio. Son:

  • La cultura del teletrabajo ha llegado para quedarse
  • El trabajo freelance, por suerte o por desgracia, es muy atractivo para las empresas… y para el Estado

En el primer caso, nadie puede negar que el teletrabajo ha dejado de considerarse el ‘trabajo de los vagos’ y se ha demostrado tan productivo o más que el trabajo presencial. Y aunque no evitará por completo acudir a la oficina, sí será un buen complemento. Y parece que los puestos directivos se han dado cuenta de ello, lo cual es clave.

Por lo que respecta al perfil freelance, como es el de la mayoría de redactores de contenidos, no cabe duda de que resulta más ventajoso para las empresas y para el Estado. El autónomo no sabe lo que son vacaciones pagadas, ni finiquitos ni permisos retribuidos ni nada parecido. Todo un chollo, menos para el freelance, claro.

Pero a pesar de los pesares, si el redactor de contenidos consigue un buen volumen de encargos, tanto en cantidad como en calidad, el esfuerzo merecerá la pena. La flexibilidad horaria, la conciliación de la vida laboral y familiar o la satisfacción del trabajo propio son intangibles que lo compensan todo… siempre y cuando las cuentas salgan, claro está.

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¿Estamos mejor informados con los medios digitales?

Las redes sociales son ya las reinas absolutas de la información (por llamarlo de alguna manera) y queda decretado el estado del ‘Todo Vale’, de lo cual se aprovechan los medios digitales para publicar cualquier cosa con tal de que sea antes que la competencia.

Con el terrorismo, y en concreto, con el atentado de Barcelona, así lo hemos visto. Reconozco que, nada más leer la alerta del atentado, no hice más que saltar de un medio a otro con tal de enterarme de nuevos detalles, refrescando la página cada minuto. ¿Qué digo? Cada diez segundos. Pasadas las horas, me pregunté: ¿me ha servido de algo tanta impaciencia? ¿Me he informado mejor por estar presionando el F5 continuamente?

La verdad es que no. Todo lo contrario. Los minutos posteriores al atentado fueron la triste prueba de que en medios digitales teóricamente prestigiosos se publica cualquier rumor, cualquier habladuría, cualquier conjetura. Ponemos un “según algunas fuentes” o un “según testigos presenciales”, y para adelante.

En esos minutos leí que podría haber terroristas armados en el Mercado de la Boquería, que terroristas con armas de largo alcance podrían tener rehenes en un restaurante y perlas de ese estilo. Luego, la realidad demostró que nada de eso (¿de dónde saldría tanta imaginación?). Pero bastó con borrar esas frases de la portada, darle a ‘Actualizar’ en el editor y listo.

Con el mismo estupor observo la cobertura del cierre de la estación de Nimes el sábado por la noche. En este caso, me ha dado tiempo a copiar alguna frase textual de dudosa calidad literaria (por ‘literaria’ también que me refiero a ‘novelesca’), en uno de los grandes medios del país. Aquí va una:

Hubo habido un tiroteo y al parecer uno de los terroristas quedó suelto por la ciudad armado con un fusil de asalto.

Ni fusil de asalto, ni tres terroristas, ni uno suelto por la ciudad ni nada que se le acerque. Pero, como en los momentos posteriores al atentado de Barcelona, nos lavamos las manos con un “la situación es confusa”, “las informaciones son contradictorias” y giros similares. Pero el acabose llegó con:

Estamos a la espera de poder confirmar todo lo sucedido durante las últimas horas.

Mira, lo siento mucho, pero si lo sucedido no está confirmado, entonces no lo publiques. Los medios digitales, si quieren ser un referente informativo, deben ser rigurosos con lo que publican. El hecho de que lo publicado no quede inmortalizado en un papel impreso no puede aprovecharse para juntar palabras sin rigor, sin estar seguro de que lo que se está contando es lo que está pasando de verdad.

Reconozco que me ronda por la cabeza quitarme de leer medios de información inmediata y pasarme al medio escrito, aunque pueda parecer un paso atrás, una vuelta a las cavernas. Pero me da la impresión de que ese tiempo que requiere el cierre de edición es más que necesario para publicar con un mínimo de rigor, para evitarnos el trago de leer bulos edulcorados con atribuciones a terceros. Cada vez me gusta menos [des]informarme así.

Igual me estoy volviendo un carca…

photo credit: Marie-Baeten News Paper via photopin (license)

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Cómo elegir las palabras clave: algunas herramientas de ayuda

A la hora de elegir las palabras clave de un artículo tenemos que hacer un ejercicio de empatía, es decir, de ponernos en el lugar del otro, del usuario. Aunque suena muy profundo y filosófico, en realidad Internet nos da las herramientas para vaciar de sentido romántico a esta tarea y convertirla en algo práctico y mecánico. Y la mayoría de estas herramientas están basadas en Google o directamente creadas por el gigante de Mountain View.

Toma nota de estas herramientas que te ayudarán a conocer cómo piensan tus usuarios potenciales y qué términos utilizan a la hora de realizar sus búsquedas.

AdWords Keywords Planner, útil para SEM… y SEO

No te lo voy a descubrir ahora, pero recordemos que AdWords es la herramienta que utilizan los anunciantes de Google, es decir, los que quieren aparecer en los primeros puestos de las SERPs pero pagando, lo cual es totalmente lícito. Es lo que se conoce como estrategia SEM. Con AdWords Keywords Planner, el anunciante tiene acceso a los datos de cuántas búsquedas tienen determinadas palabras, qué competencia hay, en qué países tienen más éxito, qué épocas del año tienen más vigencia… En función de ello, el usuario crea su anuncio con un determinado texto y seleccionando por cuáles de esas palabras clave quiere aparecer.

Como ves, para una estrategia SEO, todos esos datos son igual de valiosos. Nos da pistas sobre qué términos nos podemos poner a trabajar a la hora no solo de escribir artículos, sino también de optimizar nuestro sitio web.

Google Instant Search, el chivatazo instantáneo

Cuando realizas una búsqueda, Google te da sugerencias para autocompletar tu búsqueda. Al introducir “hoteles”, el buscador ya te indica “baratos”, “en Madrid”, “en la playa”. Todo ello nos da pistas de cuáles son las cosas que los usuarios buscan, aunque hay que tener en cuenta que las continuas actualizaciones de los algoritmos puede provocar que esas sugerencias cada vez tengan menos que ver con las búsquedas de los clientes y cada vez más con las tuyas propias, que Google conoce mediante el registro de tu actividad como internauta y mediante los famosos cookies. Por ello, la forma de conseguir resultados ‘no contaminados’ por tu actividad como usuario es abrir una ventana de incógnito, seleccionable en tu menú del navegador.

Búsquedas relacionadas, interesante para elegir palabras clave

Otra pequeña ayuda que se nos presenta al primer vistazo son las búsquedas relacionadas, es decir, la lista de términos que Google te adjunta al final de la lista de resultados. Esos son temas similares o muy relacionados que los usuarios también buscan a menudo. Préstales atención y analiza si alguno de ellos con menor competencia o más búsquedas puede ser más útil para tu web.

Software de pago, para estrategias profundas

Y cómo no, también hay software de pago, aunque estos están siempre basados en Google y, especialmente, en su AdWords Keyword Planner. Son programas, como Keyword Revealer o Keyword Canine, que te presentan de otra manera más personalizada y amigable los datos de competencia, número de búsquedas, etc., con valoraciones más específicas, como la dificultad de posicionarse con una determinada palabra clave.

En tu caso, ¿qué haces para elegir las palabras clave de tu sitio web o de los artículos de tu blog? ¿Utilizas alguna otra herramienta o te guías por la intuición? Si quieres todavía más opciones, aquí tienes una lista de 117 herramientas que te podrán ser útiles al respecto.

photo credit: empatía enlatada (empathy in a can) via photopin (license)

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Adiós a la 5 Ws y a la pirámide invertida

No hace demasiado que me licencié en Periodismo (2006). Pero en estos pocos años, Internet ha revolucionado todo, incluida la forma de redactar textos periodísticos. Por entonces, nuestros manuales de redacción en la universidad nos hablaban de las 5 Ws y de la pirámide invertida como modelos a seguir a la hora de escribir una noticia para un periódico.

La primera teoría nos obligaba a hacer mención en título, subtítulo y antetítulo al Qué, al Quién, al Cuándo, al Cómo y al Por qué. Es decir, al What, Who, When, hoW y Why. De esa forma, quedaba plasmado en un instante lo más importante en un hecho noticioso. La teoría de la pirámide invertida nos obligaba a escribir ‘lo gordo’, es decir, la base de la pirámide, al principio del reportaje o noticia, para ir pasando a cuestiones de menos peso a lo largo del cuerpo del texto.

La nueva forma de escribir

Pero Internet, y más concretamente la redacción SEO, lo ha puesto todo patas arriba. Por supuesto, no deberíamos tirar a la basura esos manuales, pues muchas de esas enseñanzas son válidas: a nadie se le ocurriría, salvo en una novela o un microrrelato, dejar lo más importante para la última línea, ¿no? Sin embargo, el ABC de la redacción en Internet orientada al posicionamiento para buscadores tiene otras prioridades.

Cuando se escribe una entrada de un blog corporativo o de un periódico online, lo primero de todo es ponerse en la piel del lector potencial con la siguiente frase: «¿Qué palabras clave introducirá en Google para llegar a mi artículo?». A este trabajo de humana empatía ayuda también una herramienta de lo más artificial: el planificador de palabras clave de Google AdWords. Esas palabras serán el motor del texto.

Y en cuanto a la redacción pura y dura, lo que mencionábamos en otros artículos: palabras clave con mucha cabeza y sin pasarse. No pueden faltar en título, descripción, subtítulos, fotos, alts… Sin olvidarnos de sinónimos, enlaces propios y el uso de negritas y cursivas, entre otras cosas. En este blog lo iremos desgranando poco a poco. ¿Te animas?

photo credit: PhOtOnQuAnTiQuE via photopin cc

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Los subtítulos en artículos SEO o la reinvención del ladillo

Los subtítulos en artículos SEO son un ejemplo de que la redacción periodística y la escritura para posicionamiento en buscadores son parecidas, e incluso comparten términos, pero en realidad son cosas bastante distintas, que no antagónicas.

En periodismo, el subtítulo es una frase relativamente breve que va tras el título de la pieza e incluye datos importantes que no tenían cabida en este. Se suele emplear en noticias y reportajes de cierta profundidad, a veces reproduciendo entrecomillados o aportando información relativa al dónde, al cuándo o al cómo.

Sin embargo, lo que en SEO se entiende por subtítulo es más o menos lo que en periodismo se conoce como ladillo, es decir, una frase breve en mitad del texto que adelanta el subtema principal del siguiente o de los siguientes párrafos.

Los subtítulos en artículos SEO: extensión y modo de empleo

Pero nótese que no he utilizado ese “más o menos” anterior por casualidad: los ladillos y los subtítulos SEO son parecidos pero no iguales. Los primeros rara vez tienen más de cinco o seis palabras, una brevedad derivada de la maquetación de una página en un periódico o en una revista tradicional: aunque las columnas de texto en estos medios son bastante estrechas, estos ladillos solo pueden ocupar una línea.

En cambio, los subtítulos para SEO pueden ser algo más largos, de unas 8 ó 10 palabras sin problemas. ¿Por qué? Lógico: la capa que alberga la caja de texto en una página web es más ancha.

Ahora bien, para que esas frases intermedias, a menudo en un tipo de letra más grande y en negrita, sean consideradas verdaderamente subtítulos han de cumplir una condición imprescindible: deben albergar la palabra clave elegida para ese artículo. El motivo también tiene su lógica: para saber cuál es la temática principal de un artículo, los motores de búsqueda de Google rastrean principalmente los siguientes campos de texto: el título, el título de la imagen, el primer párrafo de texto y (¡ay, amigo!) el subtítulo.

Es decir, si tu artículo habla de hoteles en Madrid pero tu subtítulo es “El Real Madrid, orgullo de la ciudad”, Mr. Google se pensará que estás hablando de fútbol y no de alojamientos.

Y tú, ¿empleas subtítulos en artículos SEO? ¿Incluyes la palabra clave? ¿Cuál es tu particular libro de estilo para esto?

Ricardo Domínguez es periodista y redactor SEO profesional .

Imagen:photo credit: darkmatter via photopin cc

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El mito de la densidad de keywords (I)

Llevo ya unos cuantos añitos trabajando como redactor SEO, en la medida en que me dejan mis colaboraciones con ELMUNDO.es y otros proyectos. Y en este periodo me ha dado tiempo a conocer unos pocos responsables SEO, tanto de España como de Reino Unido, Estados Unidos, Alemania e incluso Filipinas. Y la conclusión más clara que saco de las pautas que recibo de unos y otros es que aquí nadie tiene la verdad absoluta o la solución mágica. Salvo, por supuesto, el dios Google, que además tampoco suelta demasiada prenda, como veremos en próximos artículos.

Esto queda muy patente en el tema de la densdad de keywords que debe haber en un texto. He recibido instrucciones acerca de escribir entre un 1%-2%, un 5%, un 10%… Incluso existen páginas web y herramientas online que miden este porcentaje (SEOquake es la principal, pero también hay otras como Live Keyword Analysis o Keyword Density Analizer).

Muchas veces ocurría que lo que me indicaban por un lado, me lo negaban por otro y rara vez coincidían las instrucciones. A menudo, lógicamente, aporto mi visión y la argumento. Pero claro, muchos responsables SEO son súper cuadriculados y no les vas a bajar de la burra por nada del mundo…

Densidad de keywords: lo que importa

Pero pese a que no existe una solución mágica en SEO y a que los criterios son muy dispares, sí se puede decir que hay un mínimo común denominador aceptado por todos. Para empezar, la palabra clave debe ser un término natural. De nada sirve posicionar un término que suene antinatural solo porque tiene muchas búsquedas. Como repito siempre, el redactor SEO debe escribir para personas y no para máquinas. De lo contrario, el usuario se marchará al instante de leer textos casi sin sentido.

Otra pauta aceptada es la de introducir esa palabra clave en los siguientes lugares del texto: título, meta descripción y subtítulos. Además, parece demostrado que utilizar cursivas y negritas también ayuda. La explicación es que el motor de búsqueda de Google se fija en esos apartados primero.

¿Has tenido alguna experiencia, tanto positiva como negativa, en relación a la densidad de keywords? ¡Cuéntala y compártela aquí!

photo credit: LoKan Sardari MacBook Pro mid-2017 keyboard via photopin (license)

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La importancia de las ‘long tail keywords’ en un artículo SEO

Aunque hablamos de palabras clave de forma genérica, en realidad existen dos tipos principales de keywords: las generales o short tail y las largas o long tail. La diferencia está en el número de palabras que forman el término en cuestión: las long tail keywords, objeto de este artículo, son aquellas que se componen de más de tres palabras. «Restaurantes japoneses en Madrid centro», «abrigos de invierno marrones para hombres», etc.

Aunque parezca una diferencia sin importancia, sí que la tiene. Y mucho. Las keywords cortas generan normalmente un número mucho más alto de búsquedas locales y globales, pero también tienen una competencia mucho mayor. Esto quiere decir que para situarse en los puestos altos de los SERPs hará falta hacer una campaña SEO mucho más intensiva, duradera y, por tanto, costosa.

El principal problema que veo en estas keyword cortas es que, incluso si sitúas tu web en la primera posición de los SERPs, buena parte de esas visitas no serán útiles, pues al ser términos de búsqueda muy generales, la información proporcionada quizá no sea la que el usuario está buscando. Y ahí el porcentaje de rebote se dispara. En otras palabras, muchas de esas visitas no son de calidad. Y, como vengo comentando en anteriores artículos, la calidad empieza a ser más importante que la cantidad, tanto en las visitas recibidas como en los backlinks generados en una estrategia de linkbuilding.

Ventajas de las long tail keywords

La primera ventaja de las long tail keywords llega, precisamente, si le damos la vuelta a la tortilla: generan menos búsquedas, pero a la vez, tienen menos competencia. Por tanto, será más fácil posicionarse en los primeros puestos de los SERPs cuando se trata de palabras clave ‘de cola larga’: trabajo menos intensivo, menos prolongado en el tiempo y más barato.

La segunda gran ventaja está relacionada con la (dichosa) calidad de las visitas. Las long tail keywords implican una búsqueda más específica y, por tanto, los resultados que los buscadores ofrecen son también más concretos. Así que el usuario que llegue a tu web seguramente sí encuentre lo que está realmente buscando y no habrá tanto rebote.

Y por último, la tercera ventaja deriva precisamente de la anterior: generan más conversiones, es decir, es más probable que un usuario que llega a través de una long tail keyword se convierta en comprador o, al menos, se suscriba a un servicio, rellene un formulario o cualquier otra acción que propongas en tu landing page.

Eso sí: también hay que decir que es más difícil optimizar un texto para palabras clave ‘de cola larga’ que para keywords cortas. Conviene no recargar el artículo con ellas, pues una repetición demasiado continuada hará chirriar el conjunto, mientras que las palabras clave más genéricas se insertan de manera más discreta. En cualquier caso, lo ideal sería buscar el punto medio y combinar ambas de forma natural.

photo credit: Adam Foster | Codefor via photopin cc

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Google Colibrí potenciará el link baiting

El mundo del SEO evoluciona continuamente y con él, la redacción orientada para el posicionamiento en buscadores. Y en esto, Google dicta las normas: todas las novedades relacionadas con sus algoritmos de búsqueda son esperadas con expectación por redactores y agencias. Su última novedad vuelve a tener nombre de animal: Google Colibrí.

Y como era de esperar, esta nueva actualización trata de penalizar los dos pilares que han sustentado el SEO hasta hace no mucho tiempo: por un lado, el spam o contenido basura cargado de palabras clave pero vacío de contenido y calidad, y por otro, el linkbuilding exagerado, que genera demasiados enlaces entrantes desde otras páginas web de manera artificial.

Google Colibrí tardará en hacerse notar

Todos los cambios que anuncia Google tardan en fructificar, de modo todavía habrá que esperar para ver las consecuencias reales de Google Colibrí, pero los expertos en esta materia ya se atreven a adelantar varias de ellas: la autoridad de la página ganará peso respecto al linkbuilding, al igual que tendrán más importancia la adaptación a dispositivos móviles y la del contenido popularidad en plataformas (hermanas de Google, qué casualidad) como YouTube y Google+.

O dicho de otra manera: Google Colibrí potenciará el link baiting, estrategia sobre la que baso mis servicios de redactor SEO. Cuanto mayor sea la calidad del contenido generado, más veces será compartido en redes sociales, comentado, visitado e, incluso ‘embebido’ en otros sitios web. Eso no quiere decir que haya que abandonar de raíz el uso de keywords y la creación de una red de backlinks, pero tampoco hay que volverse locos con ello.

photo credit: Darwin Bell via photopincc

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Atribución de fotos con licencias CC, un acto de civismo

Internet reina para muchos la ley del ‘todo vale’. Y no quiero entrar en el debate de cómo acabar con la piratería, Leyes Sinde mediante. Pero es cierto que en la Red hay ciertos límites que no deberían sobrepasarse, simplemente por puro civismo.  El mejor ejemplo de todo ello son las licencias Creative Commons.

Me muevo discretamente en el sector de la fotografía y vaya por delante que le auguro poco futuro a los que te piden 200 euros por una foto de la Gran Vía que podría hacer mi madre con su móvil. Pero eso tampoco nos da vía libre para apropiarnos de las imágenes de los demás sin su consentimiento. ¡Hay miles de fotografías que puedes utilizar gratis (sí, GRATIS), simplemente respetando una licencia Creative Commons!

En otro artículo explicaré más detalladamente cuáles son las licencias, pero consisten básicamente en esto: reconocer al autor que la creó mencionándolo al pie de página. Otras peticiones pueden ser su uso para fines no comerciales y no hacer trabajos derivados basados en ella (es decir, es trampa usar Photoshop para dar a luz una foto de autoría).

¿Por qué mencionar? El SEO es la clave

Te estarás preguntando que, entonces, de dónde saca el beneficio aquel que cuelga sus imágenes bajo estas licencias de uso. Pues muy sencillo: en el (¡dichoso!) link que va en la atribución del pie de foto. A mayor número de utilizaciones de la imagen, y mayor número de menciones aparejadas, la landing page del creador recibirá mayor consideración por parte de Google y, por tanto, su relevancia crecerá en las listas de resultados. Del fotógrafo o del profesional en cuestión depende cómo rentabilizar ese status en Google, pero lo que es seguro es que recibirá mucho más tráfico de visitas. Y eso significa más peticiones de presupuestos, más ventas de otros productos, ingresos por publicidad, etcétera.

Por eso, para mí es un acto de civismo atribuir las imágenes como está mandado. Ya que el fotógrafo te la deja sin desembolsar un euro, por lo menos págasela con un link… !A él le vendrá incluso mejor!

Por cierto, un aviso a navegantes: aunque parezca que el contenido que se vierte a Internet se diluye entre millones y millones de páginas web, igual puedes dar con el típico resentido que te lleve a los tribunales simplemente por haber cogido una imagen sin su consentimiento. A mí no me ha pasado directamente, pero sí en mi entorno de trabajo. Y además, otra prueba de ello es que los seguros de responsabilidad civil que comercializan algunas aseguradoras son cuatro y cinco veces más caros para los blogueros que para otras actividades profesionales liberales, como los guías turísticos. ¿Por qué será?

photo credit: opensourceway via photopin cc

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‘Gratis no trabajo’: yo tampoco

El primer post de este quería que fuera una reivindicación del trabajo de redactor, que tanto se ha devaluado últimamente: la ingente cantidad de información que existe actualmente en Internet, la competencia con redactores latinoamericanos que residen en sus países de origen y el trabajo en negro de otros muchos españoles hacen que los precios se hayan tirado por los suelos.

Tanto, que quien más y quien menos puede contar ofertas de trabajo que ha leído por ahí y que indignan a cualquiera. Varios redactores freelance y bloggeros activos en este sector lo han denunciado en sus bitácoras, como Eva Diz o Roger García. Precisamente este último lanzó una campaña llamada ‘Gratis No Trabajo‘ y que ha calado entre todos los que se dedican al mundo de la comunicación.

Aunque la página de Facebook lleva ya un buen tiempo sin actualizarse, ha servido para visibilizar la precariedad laboral en la que están inmersos tantos periodistas, tanto becarios como falsos autónomos, redactores explotados, trabajadores sin contrato o simplemente desempleados. El debate saltó a debates de Linkedin y a medios importantes como ELMUNDO.es, portal con el que colaboro habitualmente.

Mi experiencia personal

Al igual que Eva Diz y Roger García, yo también me he sentido indignado en alguna ocasión al recibir un correo en el que me solicitaron unos servicios por un precio irrisorio. Fue en mayo de 2012 y llegaba en un mail con el asunto «Colaborador de Fórmula 1». Decía algo así:

Actualmente buscamos colaboradores para la web que redacten, al menos, 1 artículo cada 2 días. Para ello se facilitarían notas de prensa (en inglés) de una agencia especializada en F1 (no buscamos traductores, necesitamos que esas notas se completen con información relacionada). El precio del artículo sería de 0,50€ por artículo publicado.

Pero yo, a diferencia de mis colegas, no fui demasiado diplomático en la respuesta:

No gracias, no me envíes información. Yo no regalo mi tiempo a nadie por 50 céntimos. Se os tendría que caer la cara de vergüenza.

¿Un artículo por 0,50 euros? Si para ganarte la vida de forma medianamente decente has de ser mileurista, lo que significa ganar al día 50 euros netos, para vivir con explotadores como estos necesitarías escribir… ¡Más de ciento y pico artículos al día! No sé si por vergüenza torera o qué, me contestó, intentándose justificar, por supuesto con el mantra de que con la crisis actual ‘todo vale’:

Gracias por tu tiempo Ricardo, siento no poder hacer una oferta mejor, pero el contexto actual de crisis ha hecho que los anunciantes desaparezcan.

¿Qué quiero decir con esto? Pues que ‘Gratis No Trabajo’, ni tampoco explotado. Mis tarifas son claras y están calculadas en función del tiempo a emplear en cada artículo, de tal forma que a final de mes pueda dar de comer a mi hija, pagar el alquiler, cumplir con mis obligaciones fiscales y, si llega, tomarme una caña con los amigos. Vamos, lo normal en todo hijo de vecino.

photo credit: ashley rose, via photopin cc